Benito Mussolini nació en Dovia di Predappio, aldea de la Romaña, tierra de condotieros, de padre herrero y madre maestra. Su padre, aunque pobre, supo inculcarle sentimientos elevados y generosos, y le inició en el ideal del socialismo; de su madre heredó el tardo más simpático de su carácter: calor humano.
Mussolini tuvo una juventud tumultuosa. Fue alumno en el Colegio de Padres Salesianos de Faenza y después en la Normal de Forlimpopoli, de donde fue expulsado por agredir a un compañero. Se graduó de Maestro y ejerció esta profesión durante algunos años. Para eludir el servicio militar, emigró a Suiza donde, para ganarse la vida, desempeñó los oficios de albañil, mozo de ultramarinos y maletero.
Al mismo tiempo se entregaba a una activa propaganda socialista, por lo que fue encarcelado once veces, hasta que fue expulsado del país (1904). Ya en Italia, ejerció el magisterio en varias localidades y publicó en varios periódicos artículos de subido color sindicalista.
Notable polemista, atacó duramente a la sociedad burguesa, a la Iglesia y a la religión. En 1909, dirige en Trento el periódico socialista Avenire, pero muy pronto lo abandona y entra en la redacción de Il Popolo. En Forli, ya como secretario de la Federación socialista, dirige la Lotta di clase (1910). En 1911, fue detenido por hacer propaganda en contra la guerra Tripolitania y, al año siguiente, entraba en la dirección del partido socialista y asume la dirección de Avanti!, donde publica artículos revolucionarios, no interesándose por las reformas sociales pacíficas sino por las más radicales. En los umbrales de la Primera Guerra Mundial, el antiguo antimilitarista aboga por la participación de Italia al lado de las democracias, deja la dirección de Avanti!, rompe con el socialismo y funda Il Popolo d’Italia (1914) como portavoz del anticomunismo. Mussolini ingresó como voluntario al ejército, siendo herido gravemente en 1917.