El Estado que nosotros queremos instaurar será nacional y social en el sentido más amplio de la palabra; es decir, será fascista en el sentido en que tomábamos esta palabra en nuestros comienzos. En espera de que el movimiento se desarrolle hasta convertirse en irresistible, nuestros postulados son los siguientes:
1) Volver a tomar las armas al lado de Alemania, del Japón y de los demás aliados; sólo la sangre puede cancelar una página tan oprobiosa en la historia de la patria.
2) Preparar, sin tregua, la reorganización de nuestras fuerzas armadas en torno a las formaciones de la Milicia; sólo el que está animado por una fe y combate por una idea no repara en la magnitud del sacrificio.
3) Eliminar a los traidores y, de un modo particular, a aquellos que hasta las nueve y media del 25 de julio militaban en las filas del Partido y se han pasado a las filas del enemigo.
4) Aniquilar la plutocracia parasitaria y hacer del trabajo el objeto central de la economía y la base indestructible del Estado.
Fieles Camisas Negras de toda Italia: yo os llamo de nuevo al trabajo y a las armas. La alegría del enemigo por la capitulación de Italia no significa que tenga ya la victoria en sus manos, ya que dos grandes Imperios, Alemania y Japón, no capitularán jamás.
Vosotros, escuadristas, reorganizad vuestros batallones que tan heroicamente han cumplido su deber.
Vosotros, jóvenes fascistas, encuadraos en las Divisiones que deben renovar, en el suelo de la patria, la gloriosa empresa de Bir el Gobi.
Vosotros, aviadores, volved al lado de vuestros camaradas alemanes y a vuestras bases para neutralizar la dura acción del enemigo sobre nuestras ciudades.
Vosotras, mujeres fascistas, reemprended vuestra obra de asistencia moral y material tan necesaria al pueblo.
Agricultores, trabajadores y pequeños empleados: el Estado que saldrá del ímprobo trabajo será vuestro y, como tal, lo defenderéis contra aquellos que sueñan un retorno imposible.
Nuestra voluntad, nuestro coraje y nuestra fe devolverán a Italia su propio rostro, su porvenir, sus posibilidades de vida y su puesto en el mundo. Para todos vosotros, más que una esperanza, esto debe constituir una suprema certeza.
¡Viva Italia! ¡Viva el Partido Fascista Republicano!